MEJORAR EL PLANETA
miércoles, 26 de mayo de 2010
Destrucción de tierras vírgenes y bosques tropicales
Abuso de pesticidas y otras sustancias tóxicas
El uso de insecticidas basados en hidrocarburos halogenados como el DDT está disminuyendo con rapidez en todo el mundo desarrollado, aunque siguen usándose en grandes cantidades en los países en vías de desarrollo. Otro grupo de compuestos íntimamente vinculado al DDT, los bifenilos policlorados (PCB), se han utilizado durante años en la producción industrial, y han acabado penetrando en el medio ambiente. Su impacto sobre el hombre y la vida silvestre ha sido similar al de los pesticidas. Debido a su extremada toxicidad, el uso de PCB ha quedado restringido a los aislantes de los transformadores y condensadores eléctricos. El PCDD es el más tóxico de otro grupo relacionado de compuestos altamente tóxicos, las dioxinas o dibenzo-para-dioxinas. El grado de toxicidad para el hombre de estos compuestos carcinógenos aún no ha sido comprobado. El PCDD puede encontrarse en forma de impureza en conservantes para la madera y el papel y en herbicidas. El agente naranja, un defoliante muy utilizado, contiene trazas de dioxina.
Existen otras muchas sustancias tóxicas cuya fabricación, procesado, distribución, uso y eliminación representan un altísimo riesgo para el medio ambiente y la salud humana. La mayoría son productos químicos sintéticos que penetran en el medio ambiente y persisten en él durante largos periodos de tiempo. En los vertederos de productos químicos se producen concentraciones significativas de sustancias tóxicas. Si éstas se filtran al suelo o al agua, pueden contaminar el suministro de agua, el aire, las cosechas y los animales domésticos. Muchos de estos productos han sido asociados a defectos congénitos humanos, abortos y enfermedades orgánicas. A pesar de los riesgos conocidos, el problema aun no se encuentra en vías de solución. Se han fabricado más de 4 millones de productos químicos sintéticos nuevos en los últimos quince años, y cada año se crean entre 500 y 1000 nuevos productos más.
Destrucción de la capa de ozono
Aumento de las deposiciones ácidas
Aumento de las emanaciones de dióxido de carbono (CO2)
Estos cambios, a su vez, tendrían un enorme impacto sobre la civilización humana. Desde 1850 hasta el presente se ha producido un aumento en la temperatura global de cerca de 1 oC. Algunos científicos rechazan las teorías del calentamiento, atribuyendo la subida de la temperatura a fluctuaciones normales del clima global. Sin embargo, otros predicen que el aumento de la concentración en la atmósfera de CO2 y otros "gases invernadero" dará origen que las temperaturas continúen subiendo. Las estimaciones van de 2 a 6 ºC para mediados del siglo XXI.
DEFICIONES BASICAS
La energía solar es la base energética de la vida, a través del proceso de la fotosíntesis en las plantas, y también de los restantes organismos vivos. La energía solar, junto a la energía radiante de la Tierra, hace que los vientos circulen continuamente en torno al planeta modificando el clima y las diferencias de temperatura entre las diferentes regiones geográficas.
La atmósfera es una mezcla gaseosa de nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono, vapor de agua, partículas de polvo y otros elementos y compuestos químicos en cantidades muy pequeñas. Protege a la Tierra del exceso de radiaciones ultravioleta y permite la existencia de vida.
El agua se encuentra principalmente en los océanos (97%), un 2% es hielo y el 1% restante es el agua dulce de los ríos, los lagos, las aguas subterráneas y la humedad de la atmósfera y el suelo.
El suelo es el delgado manto de materia que sustenta la vida terrestre. Es el resultado de la interacción de las rocas con la atmósfera y la vegetación a lo largo de miles y miles de años.
Los organismos vivos, incluyendo al hombre, dependen de todos estos factores. Las plantas se sirven del agua, del dióxido de carbono y de la luz solar para convertir materias primas en carbohidratos por medio de la fotosíntesis; la vida animal, a su vez, depende de las plantas en una secuencia de vínculos fuertemente interconectados entre sí.
El ser humano apareció tardíamente en la historia de la Tierra, pero ha sido capaz de modificar notablemente el medio ambiente con sus actividades. Gracias a sus peculiares capacidades mentales y físicas, el homo sapiens pudo escapar de las constricciones medioambientales que limitaban a las restantes especies y logró modificar el medio ambiente para adaptarlo a sus necesidades. Al igual que los demás animales, los hombres primitivos vivían en armonía con el medio ambiente.
El alejamiento de la vida salvaje comenzó en la prehistoria, con la primera revolución agrícola. La capacidad de controlar y usar el fuego le permitió al hombre modificar o eliminar la vegetación natural; la domesticación y pastoreo de animales herbívoros condujo a la sobreexplotación y a la erosión del suelo. El cultivo de plantas también llevó a la destrucción de la vegetación natural para hacer espacio a las cosechas. La demanda de leña llevó a la despoblación forestal de montañas y al agotamiento de bosques enteros. Los animales salvajes se cazaban por sus pieles, y no solo como alimento, y eran destruidos en caso de ser considerados plagas o depredadores.
Actualmente, las demandas sin precedentes a las que el desarrollo tecnológico y el rápido crecimiento de la población humana someten al medio ambiente, están produciendo un declive cada vez más acelerado de su calidad y de su capacidad para sustentar la vida.
jueves, 13 de mayo de 2010
Actualización de Abid Aslam
Las historias del consumidor son un ingrediente importante en la dieta de los medios de comunicación. Este artículo alcanzó cobertura en numerosas radioemisoras públicas y apareció en sitios del cyber espacio. Quizás lo que atrapó las imaginaciones fue nuestra afinidad con el tema: aparentemente, el cuerpo humano y la superficie de nuestro planeta se componen sobre todo de agua y sin ella, falleceríamos.
En ningún caso, la mayoría de los enfoques privilegió como fuente el papel de los investigadores de Washington –la sede de los “think tank” medioambientales–, centrándose principalmente en los intereses del consumidor (precio, pruebas y consecuencias para la salud humana del agua envasada). Cuando decidí escribir sobre el tema quise emplazar al Instituto de Políticas Medioambientales (EPI, en inglés), que apenas encontró “bonito” lo que hice, aportando un mínimo de contexto y antecedentes. Sin embargo, gran parte de la atención del lector también se centró en los aspectos ambientales y reguladores.
La información adicional sobre esta cuestión se puede obtener del EPI, un anfitrión de los grupos ambientales y del consumidor, y de las agencias gubernamentales relevantes: para el agua corriente, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU; y para el agua en botella, la Administración Federal de Alimentos y Drogas (FDA, en inglés).
Merecen mucho más atención las diferentes maneras en que operan estos reguladores (en los hechos son reguladores, en general) y su estructura y financiamiento, al igual que el resultado de una protección desigual de los ciudadanos.
Numerosas otras cuestiones tocadas en el artículo merecen un examen adicional. ¿Habría disposición a mejorar y reciclar las preocupaciones de la investigación concerniente a los recursos que se consumen para librarse de las botellas de agua vacías? Si los sistemas públicos de agua pueden entregar un producto más fiable a más personas a un costo más bajo, ¿cuándo el informe de EPI dirá, entonces, cuáles son los obstáculos a la inversión requerida en EEUU y en los países pobres? y ¿cómo los ciudadanos de aquí y allá superarían esos obstáculos?
A algunos lectores o a ciertos guardianes de contenido de los medios de comunicación, cualquiera de estas preguntas pueden parecerles esotéricas. Entonces, de nuevo, todos bebemos la pócima.